La leche materna no cuesta,
no necesita envase,
su fabricación no contamina y
se sirve a la temperatura perfecta.
El 80% de las mujeres opta por alimentar a su bebé por medio de este sistema al dar a luz, pero a los seis meses, tiempo mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta cifra disminuye al 45%. En muchos casos esta reducción se debe a mitos, como que causa mastitis o pezón invertido, o a que los bebés demandan más leche y las madres creen que no se darán abasto, sin embargo, conforme más leche se consume, más se produce para cubrir las necesidades del pequeño.
La leche artificial, mejor conocida como fórmula, no es mala ni dañina, sin embargo, no se compara con los beneficios que ofrece la leche materna, que tiene anticuerpos, enzimas y hormonas que promueven la salud y bienestar del niño.
Estas son los beneficios más importantes para el bebé:
– Alto contenido en lactosa y oligosacáridos: favorecen a la flora intestinal del bebé y le aportan los nutrientes necesarios para ganar peso día a día.
– Aporte equilibrado de proteínas que facilitan la digestión.
– Brinda ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga y ácidos grasos esenciales que juegan un papel muy importante en la maduración cerebral y sistema nervioso del bebé.
– Aporte de vitaminas y minerales.
Pero los beneficios no son sólo para el bebé: en la madre se reducen las posibilidades de adquirir cáncer de mama y de ovario, mejora la mineralización ósea, e incluso, ayuda a perder un poco del peso que se gana durante el embarazo.
Durante la lactancia es de suma importancia el cuidado de la dieta por parte de la madre, ésta debe estar constituida por alimentos ricos en grasas insaturadas y ácidos grasos esenciales, como aceite de oliva extra virgen, frutos secos y pescado azul y evitar el consumo de grasas trans o parcialmente hidrogenadas.
¡No lo dudes! No hay mejor opción que la leche materna.
NUTRIÓLOGA MARTHA GÓMEZ
en SAN LUIS POTOSÍ