Dentro de este grupo de verduras se consideran las que proporcionan hojas tiernas y comestibles, entre ellas se encuentran las acelgas, espinacas, coliflor, lechuga, berro, brócoli, endivia, apio, repollo, perejil entre otras.
Una de las principales características de los alimentos de hojas verdes es su bajo valor calórico, motivo por el cual son los más buscados en las dietas de reducción de peso. Esto se debe a que tienen entre un 3% y un 5% de hidratos de carbono y un 90% de agua. Son fuente de vitaminas, entre ellas ácido fólico –un nutrimiento fundamental durante el embarazo, contiene vitamina C y varias vitaminas del complejo B. También aportan fibras y ofrecen un elevado aporte de minerales como magnesio, potasio, sodio y hierro.
Las verduras de hoja verde se caracterizan por su contenido en filoquinona, la fuente principal de vitamina K. Esta vitamina participa de manera directa en la coagulación de la sangre.
También son una excelente fuente de fibra dietética, que ayuda a mejorar el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento.
Las verduras de hoja verde son una gran fuente de antioxidantes que evitan el envejecimiento prematuro y previenen contra enfermedades crónicas como la diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Si se consumen cocidas se pueden digerir mejor, pero es mejor comerlas crudas, de esa manera, conservan todos los nutrientes, algo que no sucede cuando las cocina, porque pierden la vitamina C y las vitaminas hidrosolubles, que se quedan en el agua de la olla.