La sal, o cloruro de sodio, se utiliza para conservar la comida y darle sabor. También está presente en los alimentos de forma natural. La sal se extrae de las salinas marinas o las salinas interiores (manantiales, arroyos, pozos o lagunas), también puede obtenerse de las minas de sal.
El sodio y el cloro contribuyen a regular la presión arterial, controlar el equilibrio de fluidos en el organismo y mantener las condiciones apropiadas para el funcionamiento de los músculos y nervios. El sodio facilita la absorción de ciertos nutrientes, como la glucosa y los aminoácidos.
El consumo medio de sodio varía entre los 2 y los 6 g al día, 1 gramo de sodio equivale aproximadamente a 2,5 g de sal, sin embargo, un adulto puede vivir de forma saludable con menos de 0,5 g al día. Las necesidades aumentan cuando se producen grandes pérdidas como, por ejemplo, durante la menstruación, la lactancia o si se suda mucho.
La OMSrecomienda reducir la ingesta de sodio por debajo de los 2 g (5 g de sal) al día en el caso de los adultos, con el fin de reducir la tensión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cardiopatía coronaria entre los adultos .
Estos son los consejos para reducir el sodio en la dieta
- Limitar el consumo de productos industrializados
- Evitar usar condimentos que contengan sal, sustituyéndolos por hierbas aromáticas, especias como pimienta, jugo de limón, ajo fresco o polvo de ajo o de cebolla
- Preparar las comidas con menos cantidad de sal
- No abusar de embutidos y alimentos ahumados
- No abusar de platos precocinados
- Aprender a leer las etiquetas de las comidas
Nutrióloga en San Luis Potosí
Martha Gómez