¿ Para qué quiero cambiar? Para lograr tu mejor versión…
POR LA PSICÓLOGA BLANCA JUÁREZ
Al oír la palabra disposición surge cierta resistencia en el interior, parece que se habla de sacrificio, restricciones, límites y no es que no sea verdad, pero a veces nuestro reflector solo se queda mirando esto y no ampliamos más la visión, para ver que más hay bajo este concepto de disposición.
Disposición va muy ligado con el hacer, con el movernos, tomar decisiones, estar atentos y alertas, pero ¿a qué?
Cuando hablamos de cambio, se requiere estar alertas y atentos, mantener lo aprendido y no desaprender, eso parece difícil, pero debemos sumar aprendizajes que nos lleve a tomar nuevas decisiones y a actuar de otros modos.
A veces nos quejamos de que siempre terminamos en el mismo lugar o con los mismos resultados y como dice Einstein no hay más locura que la de aquel que quiere resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.
La propuesta es disponernos a observar lo que realmente hacemos para colocarnos ahí donde no nos gusta estar, siendo muy honestas y responsables sin culpar a los otros , darnos cuenta que es muy difícil entrar a ese lugar, al lugar en donde me veo como adulta, en el que me hago responsable de mis decisiones, en el que me doy cuenta como yo voy construyendo mi desgracia o mi bienestar.
Son terrenos que a lo mejor nunca me he atrevido a entrar y lamentablemente esto me ha llevado a vivirme víctima de todos y de todo. Y está bien es una postura muy cómoda, pues siempre hay una razón lógica y aceptable de porque estoy como estoy y hasta los demás la aprueban claro es que es culpa de tu esposo que no te valora, o es culpa de tu jefa que es una sangrona, o es culpa hasta de Dios porque te mando esta enfermedad, en fin vivirse en la postura de víctima es hasta placentero porque recibes aprobación, apapacho, aceptación de los otros, hasta de cierta manera hasta su lastima. Pero también esta postura te deja en indefensión pues requieres siempre que el ánimo te lo de, él de afuera, la ayuda te la brinden de fuera, es más que alguien se haga cargo de tu vida porque tu no estas pudiendo con ella y que te digan que hacer y cómo llevarla.
Colocarnos aquí no ha sido del todo indigno, pues fue algo que seguramente aprendimos en algún momento de nuestra vida donde sentíamos peligrar nuestra existencia y fue motivo de sobrevivencia el aprender esta manera de relacionarnos y fue lo mejor que pudimos hacer y eso nos tiene hoy aquí, seguimos vivas.
Pero ahora ya somos adultas y a veces nos damos cuenta que el seguir adoptando esa postura ya no nos ayuda, incluso por el contrario a veces hasta estorba pues deseamos ser independientes, deseamos hacernos cargo de nuestras vidas y nuestras decisiones, pero a veces parecería que queremos volver a sentir ese apapacho de los demás esa protección de fuera y no nos terminamos de creer que si podemos con nuestra vida. Y esto es normal y natural que nos pase, pues requerimos ser aprobadas, aceptadas, queridas y es una manera que tenemos muy bien aprendida para lograrlo.
Por eso el título del tema nos lleva a reflexionar
¿Qué tan dispuesta estoy para cambiar?
Si ampliamos nuestro reflector nos daremos cuenta de ¿para qué quiero cambiar?
Aveces podemos reconocer que no queremos cambiar y no porque así nos sintamos bien, sino más bien porque ya encontré la manera cómoda de estar dentro de mi incomodidad.
Pero habrá quien si quiera y esté dispuesta a trabajar por ese cambio y háblese en general de cualquier cambio no solo de imagen, y es bueno saber que no estás sola, y que es un proceso donde lo importante es iniciar y que en el mundo habemos muchas personas que nos queremos comprometer con nosotras mismas para empoderarnos, para vivirnos más libres y optar cada vez menos por la postura de víctimas y hacernos responsables de las decisiones que vamos tomando en nuestras vidas y a veces no es una decisión practica que ya te dé resultados de un día para otro, más bien es una decisión consciente de vivirte atenta a ti a lo que requieres, necesitas y a darte auto comprensión en muchos momentos en los que parecería que no avanzas y quedarte acompañándote, ayudándote, motivándote…. sí es un camino contigo misma. Ojala quieras disponerte y ponerte en marcha, nunca es tarde.
POR LA PSICÓLOGA BLANCA JUÁREZ